sábado, 3 de marzo de 2018

Alejandro II de Rusia (3 de marzo de 1855)


“Gobernar Rusia no es difícil, pero es inútil”
-Alejandro II de Rusia-
Por Gabriel Macías Nito
Entre las muchas anécdotas que se cuentan del zar, destaca la visita de Alejandro II a una pequeña ciudad rusa, sorpresivamente decidió visitar una iglesia en la que se celebraba una multitudinaria misa. El jefe de policía local, que no lo había previsto, se puso delante del emperador y empezó a empujar a la multitud para hacer sitio a su Alteza. “¡Con reverencia! ¡Con respeto!”, gritaba, golpeando a la gente con los puños. Al escuchar las palabras del policía, el emperador se echó a reír, y dijo “ahora entiendo cómo se enseña en Rusia a mostrar reverencia y respeto al zar”.

El 3 de marzo 1855  Alejandro II, conocido como “Libertador” por aplicar la ley que decretaba el fin de la servidumbre, llegó al trono como el emperador del Imperio ruso tras la muerte de su padre Nicolás I. Ascendió en medio de la Guerra de Crimea, un conflicto devastador para Rusia, y en un momento en que se necesitaba desesperadamente un cambio para que su imperio sobreviviera.

Alejandro nació en Moscú el 29 de abril de 1818. En su juventud dio pocas muestras de sus habilidades para gobernar, pocos imaginaron que sería un importante líder en momentos verdaderamente complicados. Una vez en el trono comenzó a trabajar y fue capaz de poner en práctica las más difíciles reformas emprendidas en Rusia desde el reinado de Pedro el Grande.

En 1856 puso fin a la Guerra de Crimea, debió aceptar que Rusia no estaba destinada a ganar aquella guerra y firmó el Tratado de París que puso fin a las hostilidades. Tras la creación de comités que estudiaron la necesidad de una reforma, Alejandro II abolió la servidumbre en toda Rusia en 1861. Prohibió el castigo corporal, estableció un mayor grado de autonomía regional, inició la reforma judicial, modificó el sistema de enseñanza e implantó el servicio militar universal.

Alejandro vivió historias de amores y aventuras dignas de novelas, tuvo muchas amantes durante su matrimonio con Maria Alexandrovna, pero se enamoró apasionadamente de Catherine Dolgorukova, una hermosa descendiente de una de las familias más antiguas de Rusia. Mudó a su joven amante a unas habitaciones del Palacio de Invierno de San Petersburgo con un acceso secreto que conectaban con los aposentos del zar e intercambiaron cartas de amor llenas de erotismo.

Durante su reinado, mejoró la organización policial y culminaron con éxito las operaciones militares realizadas en Asia central y en la Guerra Turco-rusa que tuvo lugar entre 1877 y 1878. Las posesiones rusas en Norteamérica, que actualmente constituyen el estado de Alaska, fueron vendidas a Estados Unidos en 1867.

Alejandro II murió en un atentado en San Petersburgo el 13 de marzo de 1881, un miembro de un grupo revolucionario nihilista conocido como Narodnaya Volya (Libertad del Pueblo) arrojó una bomba al interior de su carruaje, logrando su objetivo, la muerte del zar.

El magnicidio causó un gran revés para las reformas del incipiente liberalismo ruso. La creación de un parlamente, uno de los últimos proyectos de Alejandro II quedó frustrado. Su hijo y sucesor, Alejandro III de Rusia, acabó con todos los esfuerzos de Alejandro II, fue un zar absoluto y déspota, probablemente de haber continuado con las reformas de su padre, la historia de Rusia se hubiera contado muy distinta.



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